Se trata de buscar e identificar nuevas fortalezas, incluyendo las habilidades olvidadas. No se trata de luchar contra las debilidades, sino de transformar y hacer crecer las habilidades positivas, actualizando nuestro potencial, las que tenemos y las que tuvimos, pero descuidamos. Tratemos de desempolvarlas y ponerlas en forma en nuestro yo, aquí y ahora. Ello nos hará tomar conciencia de que somos muchos mas capaces de lo que creemos. Tan solo se trata de que recordemos y actualicemos ese potencial.
Por lo tanto, desbloquiemos habilidades que quedaron encerradas en la caja del olvido por la rutina, por las circunstancias de la vida, por la repetición continua de las mismas funciones en el mismo puesto de trabajo o en puestos de trabajo similares. Solemos llegar a pensar que solo sabemos hacer eso que lo cotidiano nos impone.
Intentemos centrarnos en nuestros aspectos positivos y sobre todo en aquellos que nos diferencian, porque son los que nos permitirán ocupar una posición clara y diferenciada, tener visibilidad para los demás y manifestar el ser único y singular que cada uno de nosotros tiene en potencia.
Para identificar nuestras fortalezas, lo primero que tendríamos que tener en cuenta es que la mejor, mas completa, profunda y veraz definición de uno o una misma, llega cuando no existen ni el miedo ni sus derivados, como la angustia en todas sus vertientes: de abandono (me dejarán, me despedirán, me quedaré solo), de impotencia (no valgo, no sé hacerlo, no lo lograré) o de identidad (no se quien soy).
Un punto importante es que no nos atribuyamos mas habilidades de las que razonablemente son ciertas y están ahí. Seamos honestos con nosotros mismos. Aceptar lo que somos capaz de hacer y lo que no.
Nunca es demasiado tarde ni para realizar un diagnostico honesto de uno que facilite un cambio, ni para redefinir la vida ...ni para nada.
Extracto del libro "La Brújula Interior". Álex Rovira Celma